viernes, 19 de agosto de 2011

VIAJE EN EL TIEMPO DE UNA PIRATA

CAPÍTULO I    

Había una vez una valiente pirata llamada Lucía, que vivía en un país lejano y desconocido, Narviaco. Era un país habitado por cientos de piratas, entre los cuales Lucía, era sin duda, la más valiente y honesta de todos, sí es que puede haber algún pirata honesto, claro.
     Lucía estaba decidida a convertirse en la pirata más famosa de todos los tiempos, y para ello, tomó la resolución de encontrar el tesoro más valioso de todo el mundo. El problema era que dicho tesoro se encontraba en la Caverna Maldita, una misteriosa gruta en la que todo aquel que se adentraba jamás regresaba. Sus compañeros le advirtieron de que no intentara semejante temeridad, pero ella no hizo caso, no tenía miedo a nada.
      Se despidió de todos y fue resuelta hacia la Cueva Maldita. Al llegar a la entrada, miró por última vez hacia atrás: "¿Y si tienen razón? ¿Y si ya no regreso jamás?" -Pensó. Pero sacudío la cabeza y se adentró en la cueva resuelta.
     En el interior de la cueva hacía muchísimo calor, empezó a sudar, su pelo se humedeció, y poco a poco empezó dejar de ver, la oscuridad se hacia cada vez más intensa, hasta que finalmente, sólo podía avanzar guiándose por el tacto de sus manos, sobre las húmedas paredes de aquella siniestra gruta maldita.
      "¿Serán visiones?", "¿Es luz?" "¡Si, sí, es luz!" Efectivamente,a lo lejos, un pequeño haz de luz se abría ante sus ojos y ella avanzó ávidamente hacia aquella claridad. ¡Estaba salvada! Sí, allí estaba, otra vez la salida de la caverna . . .
      ¡Qué demonios es esto!- Gritó Lucía al salir. La luz cegaba sus ojos aún acostumbrados a la semipenunbra, pero no le estaban engañando. Aquello era asombroso, ante sus ojos unos misteriosos objetos flotantes iban a un lado y a otro, ante una curiosa estampa de casas impresionantemente altas y brillantes, y un sinfín de pantallas con luces y colores, un ruido ensordecedor, y miles de personas extrañamente vestidas que corrían por todos lados sin mirarse unos a otros . . . ¿Esto es un sueño? ¿Dónde demonios estoy?- Pensó

      ¡Eh, tú! ¡Estás detenida!

    Lucía miró a su derecha y vio que un extraño ser metálico, con apariencia de persona, le hablaba mientras le ponía unas esposas en las manos.
- ¿Qué pasa?- Preguntó Lucía, pero no le hicieron caso. A su lado había varios de aquellos seres extraños que hablaban entre ellos.
-  No sé por qué demonios no cierran este agujero, no paran de llegar personajes extraños que al final saturarán las cárceles. Ahora una chica, con esas ridículas ropas y diciendo que llegan del siglo XVIII. ¡Locos! - Dijo el robot que acababa de detenerla.
- No sé, a mí me dan un poco de pena. Parece realmente que crean que vienen de otra época. Y además, está chica tiene cara de buena persona.

     ¡Cara de buena persona! Soy una pirata, y bien que te lo demostraría si no me hubierais puesto estas malditas esposas.- Respondió Lucía alterada.

CONTINUARÁ . . . . . .

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